viernes, 30 de mayo de 2008

Platicando con Dios.


¿Qué pasa?, ¡están talando de nuevo! No puede ser, ¿por qué Dios mío, ¡¿por qué?!, ¡¿es que no nos dejarán nunca en paz?! Día tras día nos quitan los árboles, día tras día nos quitan el alimento, estamos viviendo en una pequeña área, ya se lo han terminado todo, no nos queda nada. Nosotros sabemos bien, Dios mío, que los hombres tienen que comer y dar sustento a sus familias pero yo también respiro y pienso, yo también tengo hijos. Mientras que nosotros ayudamos a regenerar lo que ya esta casi perdido en 20 años,  ellos vienen y en un minuto con su hacha y sus sierras acaban con todo. Yo sé que ellos piensan que somos muchos y que nos vamos a otro lado pero están equivocados, nosotros tenemos una casa, -la selva- y si salimos de ella corremos muchos peligros, ¡cuántos de mis compañeros han muerto ya por ir en busca de nuevos sitios para vivir junto con sus familias! Dios mío, ellos son más que nosotros pero eso no es justificación para condenarnos a la muerte, a la extinción.

Dios mío, ojalá los hombres tomen conciencia por el bien de ellos y también el de sus hijos, ¿a caso no se dan cuenta que ellos también corren peligro?, puesto que cuando se acabe todo esto no tendrán aire puro, las tierras de las que se creen dueños ya no serán fértiles y también su alimento y el agua se les va a agotar. El clima ha cambiado, las temperaturas aumentan cada vez más, las lluvias por más que las proclamamos con nuestros aullidos tal pareciera que el cielo no nos escucha.

“Ojalá, Dios mío, logres iluminar la conciencia del hombre para que ya no siga destruyendo esta tierra que compartimos todos”.

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